De Muysc cubun - Lengua Muisca

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En su sano juicio tenía aires y gracias de caballero, pero cuando bebía de más se transmutaba en un <u>atarván</u> de revólver fácil y con una fusta de jinete en el cinto para azuzar a quienes le cayeran mal.
 
En su sano juicio tenía aires y gracias de caballero, pero cuando bebía de más se transmutaba en un <u>atarván</u> de revólver fácil y con una fusta de jinete en el cinto para azuzar a quienes le cayeran mal.
 
García Márquez, Gabriel
 
García Márquez, Gabriel
Vivir para contarla.  
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Vivir para contarla.
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2002
  
 
Pero en el fondo no podía concebir que el muchacho que se llevaron los gitanos fuera el mismo <u>atarván</u> que se comía medio lechón en el almuerzo y cuyas ventosidades marchitaban las flores.
 
Pero en el fondo no podía concebir que el muchacho que se llevaron los gitanos fuera el mismo <u>atarván</u> que se comía medio lechón en el almuerzo y cuyas ventosidades marchitaban las flores.
 
García Márquez, Gabriel
 
García Márquez, Gabriel
 
Cien años de Soledad
 
Cien años de Soledad
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1967
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Muchas veces, sin embargo, se había visto obligado a sustraerse de su contemplativo ritual a causa de una muy bien conjugada sucesión de ruidos: el viento contra las antenas de los televisores de todo el vecindario, el choque provocado por la rotunda succión de agua del inodoro, la llave al introducirse y girar en la cerradura de la puerta, los pasos en la escalera, las protestas unánimes cuando el ascensor se estropea, la pesada marcha de muletas de la niña del piso de arriba en su lucha contra los recuerdos de la polio, los gritos del negro [Anterior]atarbán[Siguiente] del bloque colindante al suyo, sí, lo escuchaba todo pero, a fin de cuentas, ¿a mí qué me importa tanto bochinche?, y movía los bellos y volvía a lo suyo.
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Moreno-Durán, R. Humberto
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El toque de Dian
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1981

Revisión del 19:37 26 ago 2016

En su sano juicio tenía aires y gracias de caballero, pero cuando bebía de más se transmutaba en un atarván de revólver fácil y con una fusta de jinete en el cinto para azuzar a quienes le cayeran mal. García Márquez, Gabriel Vivir para contarla. 2002

Pero en el fondo no podía concebir que el muchacho que se llevaron los gitanos fuera el mismo atarván que se comía medio lechón en el almuerzo y cuyas ventosidades marchitaban las flores. García Márquez, Gabriel Cien años de Soledad 1967

Muchas veces, sin embargo, se había visto obligado a sustraerse de su contemplativo ritual a causa de una muy bien conjugada sucesión de ruidos: el viento contra las antenas de los televisores de todo el vecindario, el choque provocado por la rotunda succión de agua del inodoro, la llave al introducirse y girar en la cerradura de la puerta, los pasos en la escalera, las protestas unánimes cuando el ascensor se estropea, la pesada marcha de muletas de la niña del piso de arriba en su lucha contra los recuerdos de la polio, los gritos del negro [Anterior]atarbán[Siguiente] del bloque colindante al suyo, sí, lo escuchaba todo pero, a fin de cuentas, ¿a mí qué me importa tanto bochinche?, y movía los bellos y volvía a lo suyo. Moreno-Durán, R. Humberto El toque de Dian 1981